Patrimonio: Necrópolis Púnica
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En la ciudad de Ibiza se encuentra este importantísimo testimonio de la época púnica. Actualmente, hay que acceder a la necrópolis por el propio Museo (calle Vía Romana, 31), donde se encuentra la multitud de piezas que se han encontrado a lo largo del tiempo en este lugar.
La parte protegida engloba unos 40.000 m2 de superficie, pero no se corresponde con la extensión que en la época púnica presentaba la necrópolis, de la que una buena parte se encuentra destruida bajo los edificios de las calles que la rodean.
Esta necrópolis es el cementerio de la que fue la ciudad púnica de Ibiza, y una excelente muestra de su importancia. El cementerio fue utilizado desde la segunda mitad del Siglo VII AC hasta un momento indeterminado de la época Imperial Romana.
Las tumbas de los primeros fenicios instalados en Ibiza eran estructuras muy elementales. El rito funerario era la incineración del cadáver, y las cenizas eran depositadas en una tinaja o en un recipiente similar, e instaladas en una fosa cortada artificialmente en la roca. A veces, las cenizas también podían ser depositadas directamente en un hueco natural de la roca.
Esta parte de la necrópolis se ubicaba en el espacio que en la actualidad va desde el edificio del Museo Monográfico hasta el edificio de la clínica Nuestra Señora del Rosario. Los ajuares funerarios (objetos que se depositaban con el muerto) estaban formados por botellitas de perfume, lámparas y objetos personales.
A partir del siglo VI aparece en el Puig des Molins un nuevo sistema de tumbas, que se denomina hipogeo, y que configura la fase más relevante de la necrópolis. Los hipogeos son cámaras sepulcrales subterráneas cortadas en la roca calcárea, a las que se accedía por una entrada en forma de pozo.
Se calcula que pueden existir unas 3.000 tumbas, de las que sólo 340 son visibles al exterior.
La cámara sepulcral constituye un espacio cortado lateralmente en el fondo del pozo. La planta de las salas varía, y pueden ser rectangulares y trapezoidales. Muchas de estas cámaras serían ampliadas para realizar nuevos entierros, y también existen dobles cámaras, es decir, a partir de la primera se excavaba otra.
Los muertos eran colocados en el interior de sarcófagos de piedra arenisca dentro de un ataúd, pero también a veces directamente en el suelo rocoso, envueltos en paños de tejido.
Las tumbas de los siglos VI-V AC presentan los ajuares funerarios con más objetos, y que pueden clasificarse en tres categorías. Una vajilla de carácter doméstico, objetos de carácter votivo: figuras de terracota representando divinidades, máscaras, navajas de afeitar, huevos de avestruz, y, finalmente, objetos personales como joyas o amuletos.
Con respecto a la visita de los hipogeos de la necrópolis, es posible visitar actualmente un grupo de tumbas situado tras el edificio del Museo. El Museo alberga la importantísima colección de los objetos provenientes de la necrópolis.
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